La sole Café es el proyecto de tres socias con el deseo de abrir un café-restaurante cuidando hasta el más pequeño de los detalles, y eso, tiene que notarse. La unión de colores cálidos, madera, materiales reciclados… consigue ese no sé qué que anima a entrar. Y si además, te permite brindar homenaje a tu abuela modista incluyendo hilos y botones en un guiño, ¿qué más se le puede pedir a un pequeño local? Una carta cuidada con el mismo mimo.
En La Sole todo es natural, sin trampa ni cartón. Desde un café 100% arábiga al que acompañar con un trozo de tarta casera o pan de masa madre, tomate y aceite virgen extra en los desayunos como las ensaladas de productos de temporada, las masas esponjosas y ligeras de las quiches o sus huevos rotos conseguidos sin freidora. La carta varía dependiendo de la temporada aunque siempre tiene la misma estructura: ensaladas, platos del horno y principales. Si tenéis la posibilidad de ir entre semana, ofrecen un curioso “menú de mediodía” en el que sirven al mismo tiempo una combinación de sus platos separados en distintos recipientes. Una idea muy cómoda para comer saludablemente en un restaurante sin largas esperas. Nos animamos a hacer allí una merienda-cena probando los típicos huevos rotos con jamón (8€), la sanísima pizetta (4,5€) y su crujiente de carrillera (7€) ¡una deliciosa sorpresa! Antes de volver a casa terminamos con un buen café y un pedazo de tarta de zanahoria (3,5€) para endulzar el camino. Nos atrae el ambiente que han creado, la amabilidad y el cariño con el que te atienden y los sabores de sus platos. Todo a un precio más que módico, tres placeres por el precio de uno.
La Sole Café.
Horario: de lunes a domingo: 9:00 -17:00 (desayunos y comidas) y miércoles, jueves y viernes de 20:00 a 24:00 (afterwork).
Teléfono: 917.02.59.23
Dirección: C/ Santa Teresa 8, 28004, Madrid
Precio medio: 10-30 €
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Un sitio muy recomendable aunque el precio puede resultar un tanto ostentoso respecto a la cantidad
Estuvimos las 3 amigas de 50 y nos encantó. La comida rica, muy acogedor aunque un pelín chiquitito.Muy cool… Mery Camacho.