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Hay sitios donde ir a comer es divertido. Muy divertido. Bocacalle es uno de esos restaurantes una cocina canalla y una carta pensada para jugar con los comensales, sorprenderlos y hacerles partícipes de la experiencia. Por ejemplo, con platos que pides pensando que son dulces y resulta que son salados, o ambas cosas a la vez. Su estilo bien podría definirse como cocina canalla. Está en Alonso Martínez, al lado de MEAT. El restaurante tiene pocas mesas, y seguramente en breve serán de las más cotizadas de Madrid, junto con las de Navaja. No por el precio, porque no hace falta ahorrar para ir a comer allí, sino por la calidad y originalidad de lo que ofrecen.
Los jefes son 3 amigos de toda la vida que se unieron para empezar esta aventura cuando uno de ellos, después de estudiar Derecho y trabajar en Londres, volvió a España para hacer lo que siempre había querido, montar un restaurante. Para ello han contado también con Dani, el cocinero jefe, que se formó en las mejores escuelas de hostelería y que ha currado en las cocinas de Martín Berasategui, entre otros grandes chefs. Aunque lo que se le nota y realmente importa es que se lo pasa genial cocinando. Todos los platos han sido creados por él. Casi todas las materias primas que usa son típicamente españolas; lo que lo cambia todo es la manera en la que las cocina y combina, junto con las técnicas que emplea: cocina a baja temperatura, esferificaciones, uso de soplete… vamos, que ir allí es toda una fiesta.
A estas alturas seguro que te mueres por saber qué comimos. Pues al lío. Lo primero que llegó a la mesa fue un platillo con salchichón, chorizo y queso; puro cachondeo. La cosa empezó a ponerse seria con la Samosa aragonesa (10€), que es una hoja de trigo frita rellena de pollo al chilindrón; tal cual, crujiente y muy rica. Después llegó su versión del Fish & Chips (12€) a la española-japonesa: cazón en adobo malagueño con papa arrugada canaria y mojo rojo de kimchi. La fritura tenía 0% grasa y a punto estuve de pedir más de esa salsa que hacía tan buenas migas con las patatas.
Acto seguido, llegó el Capricho ahumado (7,5€), un plato preparado con la típica sardina asturiana y en el que, al final del bocado, descubres un regustillo dulce. Se termina de cocinar en mesa con soplete, no te digo más. Para rematar, Arroz arbóreo en plancton (11,5€) y Estofa-dog (10,5€). El arroz sabe y huele a puro mar, está en su punto, y sí, es verde. El perrito caliente está hecho con carrillera ibérica, una pasada. Rematamos con A la abuela le gusta el queso (6€), que da pena comerlo de bonito que es; aunque créeme, su sacrificio no es en vano y la pena se te pasará pronto. Un remate estupendo para una cena en un sitio a los que tienes ganas de volver con amigos para enseñárselo. Yo seguro que lo hago.
Una última cosa. Como estábamos al lado de la barra donde preparan la comida, vimos cómo iban haciendo todos los platos, algo que con recetas tan curradas siempre es muy interesante. En mi próxima visita pediré “La Pecera”, porque su preparación es puro arte. Si vas antes que yo, ¡cuéntame!
Bocacalle
Teléfono: +34 916.22.59.15
Horario: martes a sábado de 12:00 a 2:00 hrs. y domingo de 12:00 a 16:00 hrs.
Precio medio: 25-30€.
Dirección: Santa Teresa, 2, Madrid.
Bocacalle en nuestro mapa
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¡Genial post! Justo estuve la semana pasada y no comimos a la carta, porque a mediodía tienen un menú degustación de seis platos por quince euros: un regalo. El sitio muy bien decorado y muy cómodo. Sin duda, una muy buena recomendación
Muchas gracias por la información Silvia, ¡tengo que probar ese menú degustación! 😉
Sigo habitualmente las recomendaciones del blog, las cuales me han parecido siempre acertadas. En el caso de BocaCalle creo que son demasiado generosas, tratándose en mi opinión de un sitio irregular. Se alternan aciertos con platos sin terminar, faltos de chispa. Lo mismo con el servicio (camarero atento y camarero sin motivación), sillas cómodas y muy incómodas, raciones escasas, ningún aperitivo… En fin, seguiré probando otras recomendaciones…