La nueva edición veraniega de Grey Goose hecha por Quentin Monge me hace viajar. Me hace recordar en un instante mi escapada a Cassis, un pequeño pueblecito de la costa francesa. Nunca os lo he contado en mi sección de viajes y os lo debo, porque ha sido uno de mis viajes favoritos.
Toda la zona de la Provenza francesa es una pasada. Fuera de los grandes núcleos de población hay multitud de pequeños pueblos que conservan el charm francés. Cassis es uno de ellos. Uno nunca se cansa de recorrer sus calles estrechas. Y por supuesto tampoco de comer “mejillones a la crema con patatas fritas” y beber vino blanco.
Pero además de pasear, comer y beber también se puede hacer una pequeña ruta de senderismo para descubrir las “calanques”. Son pequeñas bahías estrechas y alargadas, sin apenas olas, donde el color del agua es turquesa. Solo las vistas impresionantes merecen la pena, pero no hay que olvidarse el bañador para darse un chapuzón.
Toda la esencia de la Provenza francesa ha sido condensada por Quentin Monge para una edición especial de Grey Goose. Este artista es un crack de los estampados veraniegos y uno de los ilustradores digitales más molones de su generación. En su cuenta de Instagram puedes ver una buena muestra de sus trabajos, en los que predominan los colores blanco y azul. ¿La razón?
Sus ilustraciones huelen a verano, a playa, a siesta, a la Riviera francesa. Y no es de extrañar, ya que el creador de la edición limitada de Grey Goose creció allí, concretamente en Sainte-Maxime. Este pueblo engloba todo lo que nos imaginamos de la Costa Azul francesa: playas llenas de sombrillas azules y blancas, barcos de recreo y largos días de sol. No en vano está cerquísima de Saint-Tropez.
Para rematar, fue a estudiar diseño industrial a Aix-en-Provence, donde absorbió el colorido de sus calles y sus puestos. Por eso, no ha sido ninguna sorpresa cuando fue elegido por Grey Goose para hacer la edición más veraniega de su vodka. Pero evidentemente, no se han quedado en cambiar el dibujo de la botella, sino que viene acompañada de una enfriadora para que el vodka siempre esté frío. ¿En serio a nadie se le había ocurrido antes?
Esta edición, con su enfriadora, es i-d-e-a-l para las celebraciones con amigos. Esas es las que cada uno lleva una cosa y entre todos se monta una buena fiesta. No sé si has probado alguna vez vodka caliente, pero no te lo recomiendo. Por eso era un tipo de bebida que yo no llevaba mucho cuando quedaba con gente, pero ahora ya es otro cantar.
* Este es un artículo patrocinado por Grey Goose, que me han chivado la manera más refrescante de recordar mi viaje a la Provenza francesa. Todo lo que cuento es cierto, tanto mi viaje a Cassis como lo fresquito que está Grey Goose gracias a su enfriadora J