No te voy a engañar: lo primero que me llamó la atención de Roostiq fue la combinación de torreznos con champán. Un auténtico plan sin fisuras. A esta alturas, ya es muy difícil que haya un bar o restaurante que invente un concepto rompedor, pero la gente de Roostiq lo ha conseguido. Pero vamos, que una vez que he comido allí, lo de los torreznos con champán es la menor de las sorpresas que te puedes encontrar en este restaurante de Chueca. De hecho, jamás me había imaginado comiendo acelgas fuera de la casa de mi madre pero…
No adelantemos acontecimientos, empecemos por el principio. Ya que en todas las buenas historias, siempre hay un origen de lo más interesante. En el caso de Roostiq, un par de hermanos que disfrutaban haciendo grandes comidas en su finca de Ávila para amigos y familia, y decidieron dar el salto al mundo de la hostelería con una carta basada en cocinar a la parrilla, al horno o al “fuego vivo”. Y todo con productos que crecían allí: verduras, hortalizas o pollos camperos.
Eso sí, no creas que vas a salir de Roostiq oliendo a humo. Su restaurantes en Chueca es esos que suben el nivel de la zona, como la vinatería italiana Propaganda 12 o el lobster bar francés Lobsterie. Un local elegante donde lo primero que te encuentras es una barra de coctelería, después la zona de comedor y presidiendo todo, la cocina vista con la joya de la corona: su horno de leña.
Pero vamos al grano, que es contarte qué tal he comido en Roostiq, que por eso estás leyendo este artículo. Lo primero que llegó a la mesa fue el plato estrella: “Torreznos de verdad”. No sé si el nombre les hace justicia o no, pero lo que sí sé es que son muy sanos, ya que están hechos al horno y tienen poquita grasa. Y el maridaje con una copa de champán va a ser mi nueva tapa favorita.
Después de esta fantasía, me recomendaron pedir sus “Acelgas salteadas a la llama”. Me intrigó que propusieran ese plato, y una vez que llegó a la mesa, era exactamente lo que anunciaba su nombre. Son acelgas de la finca de Ávila de los dueños, fresquísimas y (oh!) muy sabrosas, que cocinan en una sartén gracias a 4 o 5 llamaradas que se ven desde todo el restaurante.
Todos los platos son bastante equilibrados, ya que aunque el ingrediente principal es la carne, siempre tiene un estupendo acompañamiento (menos los torreznos 🙂 ). ¿La prueba? Su “Ensalada César de Tuskan Kale con pollo”. El pollo está muy rico, pero en combinación con la generosa porción de kale, podría ser un plato único perfectamente. ¿Pero acaso me iba a ir yo sin probar las ya famosas pizzas de Roostiq? Claro que no.
Llegó a mi mesa la pizza Margarita, y aunque no me la comí entera (siempre hay que intentar dejar sitio para el postre), no tiene nada que envidiar a la de esos sitios con banderas de Italia por las paredes. Y es que del horno napolitano construido ad hoc para Roostiq sale todo buenísimo.
Rematé la experiencia con el “Bizcocho casero de queso y chocolate con avellanas”. No es el típico postre porque está hecho con cacao Valrhona, y eso siempre se nota. Te lo recomiendo, y como dicen que el chocolate marida muy bien con cócteles, puede ser el comienzo de una sobremesa “deluxe”.
En resumen, Roostiq mola. Si vas en pareja o con amigos, hay opciones para todos, desde carnaza a pizzas, e incluso verduras. Y es el “tapado” de esas cenas con amigas de las de compartir al centro con unas copas. Vamos, que le vas a ver en listas de restaurantes en Madrid en carnívoros, vegetarianos, italianos… y por supuesto afterwork!
Roostiq
Teléfono: +34 918.53.24.34
Horario: miércoles y jueves de 13:00 a 1:00 h, viernes y sábado de 13:00 a 2:30 h, domingo de 13:00 a a 17:00 h.
Dirección: Augusto Figueroa, 47, Madrid.
Roostiq en nuestro mapa
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