Lo más normal del mundo es ir de “domingueo” al mercadillo más famoso de España, que se haga tarde y pensar: ¿dónde se puede comer en El Rastro de Madrid? Dentro de este Triángulo de las Bermudas que forman la calle de Toledo, la Ronda de Toledo y la Ribera de Curtidores se esconde la comida más castiza de toda la ciudad.
Hay dos tipos de personas que se quedan a comer en El Rastro de Madrid. Los primeros, aquellos que van a tomar cañas y raciones hasta que el cuerpo aguante. Los segundos, los que quieren mesa y mantel para disfrutar de una comida de esas que requiere siesta de 2 horas. Y tengo las mejores direcciones para ambos.
Museo de la Radio (C/ Santa Ana, 8)
¿No sabías que puedes comer en El Rastro de Madrid en un museo? El nombre se debe a las innumerables radios antiguas que llenan las paredes y que podrás admirar sin pagar un solo euro. Eso sí, cuando empiecen a pasar delante de tus narices sus albondigas de carne y queso o sus croquetas de bacalao, te olvidarás de todo lo demás. Solo querrás hacerte un hueco en la barra y comer estas delicias. Marídalas con uno de sus vermuts fresquitos y probablemente ya no seguirás visitando el resto de los sitios de esta lista 😉
Casa Amadeo Los Caracoles (Plaza de Cascorro, 18)
Desde 1942, que se dice pronto, lleva Amadeo al pie del cañón con la mejor cocina castiza ajena a las modas. Sus “Caracoles en salsa” son míticos, pero también tiene callos, “Zarajos de Cuenca”, manitas de cerdo, codillo… Vamos, lo que se dice un menú completito para pasar el invierno. ¿Conoces eso que hacen los restaurantes modernos de envasarte las sobras de la comida para llevártelas? Aquí lo llevan haciendo desde un montón de años. Más de uno va a comer el domingo y tiene comida para toda la semana…
El Capricho Extremeño (C/ Carlos Arniches, 30)
Este local es muy difícil de describir. Es más o menos un take-away castizo con tostas de muchos tipos distintos hechas al momento. Lo de “take-away” es porque el sitio es muy pequeño y solo caben las personas que están pidiendo en ese momento. Y lo de “recién hecho” porque las tostas vuelan de su barra, sobre todo la de lacón, que es mi favorita ;-( Tienen también dulces caseros extremeños como los pestiños o las perrunillas, totalmente hand made.
Bar Santurce (Plaza General Vara del Rey, 14)
El rótulo de la entrada lo pone bien clarito: “La Casa de las Sardinas Asadas”. Un sitio de esos que nada más entrar huele a aceite caliente y donde se oyen los chisporreteos de freir la comida. La cocina no para de despachar sus famosas sardinas, chopitos o pimientos verdes, que con un vermut, entran de maravilla. También te digo, es ruidoso como pocos y el suelo siempre está lleno de restos de no se saben muy bien qué. Vas a salir oliendo a fritanga pero será de las pocas veces que no te va a importar.
Bar Cruz (C/ Maldonadas, 1)
Ahora llega el turno de “La Casa de las Navajas”. Comer en El Rastro de Madrid no es lo mismo si no te tomas aquí el vermut. No te digo que comas a base de navajas (que te saldría por un pico) pero sí que las pruebes. Pocos bares las hacen tan ricas y baratas, aunque tendrás que pelearte por un sitio en la barra. ¿Que lo tuyo no es el marisco? No hay problema: otro de sus clásicos es la “Oreja a la plancha” que ponen con una ración generosa de pimentón, a la vieja usanza.
Asador de pollos Navarro (C/ de López Silva, 7)
Imáginate: tu plan es volver a casa a comer después de comer unas raciones en El Rastro de Madrid pero se te ha echado el tiempo encima. ¿Solución? Acercarte a por uno de los platos estrella de los domingos: el pollo asado. En Navarro los tienen jugosos y grandes, nada de esos que tienen el tamaño de una paloma. Siempre suele haber cola y como no vayas antes de las 3 de la tarde, te encontrarás con un “sold out”.
*BONUS MODERNO*
El Imparcial (C/ del Duque de Alba, 4)
Comer en El Rastro de Madrid no tiene porqué reducirse a tomar raciones apoyados en la barra de un bar. En lo que hace años fue la redacción de un periódico, ahora se mezclan el rabo de toro con los ceviches. Y se llevan fenomenal. El local está ubicado en la primera planta del edificio, con lo cual no hay apenas ruido de la calle. El interior está decorado con mucho mimo, valiendo tanto para una comida de pareja como para conocer a sus padres J ¿El plato imprescindible? Además de sus chipirones, su tarta de queso es espectacular.
Ruda Café (C/ Ruda, 11)
Para todos aquellos que aterricen en El Rastro recién levantados, también hay opciones para desayunar como Dios manda. En esta cafetería de especialidad son maestros en abrir los ojos al más dormilón, ya sea con su Espresso o con (mi favorito) Café de Filtro. Todas las semanas tienen un café diferente para degustar en V60, Aeropress o Batchbrew. La verdad es que yo no soy un experto; lo que sí sé es que su café acompañado de su “Tarta de Violetas” puede alegrar el día más tristón.
Come en El Rastro de Madrid puede ser toda un viaje gastronómico por los platos más castizos. Caracoles, callos o zarajos con platos con cierto aire viejuno no son solo patrimonio de “gente de cierta edad”. Hay pocas comidas que hagan estrechar más lazos que un cocido madrileño en 3 vuelcos o pringarte las manos comiendo sardinas en buena compañía. ¡Que lo castizo es lo nuevo cool!
Muchas gracias es una labor encomiable tus explicaciones y los lugares. Saludos
Gracias a ti María por tu comentario, me alegra que te sea de ayuda 🙂