Después de más de 10 años contándote todo lo que sé sobre Madrid, te aseguro que el Olivar de Castillejo es único. Un jardín con más de cien olivos centenarios donde cenar al aire libre iluminado por guirnaldas. Yo lo probé el año pasado y este año he vuelto a repetir. ¿Se te ocurre un plan mejor?
La leyenda dice que Napoleón cenó a la sombra de estos olivos. No sé si será verdad, lo que sí es cierto es que un siglo después los compró el jurista Juan Castillejo para hacerse su casita de verano. Porque en esa época, esta finca estaba alejada de Madrid, en un pueblo que se llamaba Chamartín de la Rosa 😉 Sus herederos crearon la Fundación Olivar de Castillejo y ahora tú también puedes cenar como Napoleón.
Pero no solo hay olivos, también hay jaras, retamas y romero; de manera que huele a bosque mediterráneo. Todo ello hace olvidar que está a dos pasos del Paseo de la Castellana. No se oye el tráfico y el ambiente huele de maravilla. Atardece y se empiezan a encender las guirnaldas… ¡todo listo!
La entrada al jardín se hace a través de una pequeña puerta verde que está en la calle Menéndez Pidal. Poco después, a través de un camino de tierra, se llega a una zona chill-out que ríete tú de Ibiza.
En teoría, el horario para cenar es de martes a sábado a partir de las 21:30 h. Antes, en un pequeño escenario con un montón de sillas plegables, se llevan a cabo las Noches del Olivar. Son una serie de conciertos de jóvenes valores de la música clásica que empiezan a partir de las 20:00 h.
¿Y en la práctica? Las cenas empiezan cuando se ha terminado el concierto, por lo que la hora concreta puede variar. Por eso, si no quieres pagar los 10 euros del concierto, te recomiendo que vayas sobre las 22:00 h.
A nosotros nos dejaron pasar sobre las 21:45 h, y pudimos escuchar un par de piezas de piano antes de la cena, así que tuvimos mucha suerte. Después, varias personas que fueron al concierto quisieron cenar también. Fue imposible. Es imprescindible que reserves antes de ir. La cuestión es que hay muy pocas mesas, que es parte de su encanto, y por lo tanto están muy cotizadas.
En un ambiente así cualquier cosa que te lleves a la boca te va a saber buenísima. Te voy a contar un secreto: ¡es que la comida está realmente buenísima! El menú consta de varios platos ligeros para compartir de cocina internacional. Es similar al del año pasado, así que pedimos nuestros favoritos: “Lomos de sardina ahumada con aguacate y salmorejo” y “Burrata con búfala con carpaccio de melón”. Los lomos de sardina están para morirse de ricos. La mezcla con el aguacate (casero) está deliciosa. ¿Y quién le dice que no a un buen salmorejo? La burrata es de buen tamaño y el toque fresco del melón le viene de maravilla.
TIP: una de las cosas que más me han gustado del Olivar de Castillejo (y mira que hay muchas) es el personal que trabaja allí. Es gente joven majísima y muy profesional. Si vas, déjate asesorar porque aciertan. Nos recomendaron el “Steak tartar con parmesano y helado de mostaza” y hubo peleas por el último trozo. No me pude resistir y también pedí el “Bao de rabo de toro con salsa kimchi”. Un bocado muy rico que los fans de la comida del Sudeste Asiático no pueden perdonar. Rematamos con la “Tarta de limón y merengue” y nos fuimos bien contentos para casa.
El calor de Madrid en verano puede ser letal, pero hay pequeños oasis como el Olivar de Castillejo que nos transportan directamente a las vacaciones. ¡Ojo! Toda esta magia terminará el 14 de septiembre, fecha en la que terminará esta idea tan genial, esperemos que hasta el año que viene. Aunque una cosa te digo: la experiencia de cenar al aire libre entre olivos centenarios es mejor que no te la cuenten…
Olivar de Castillejo
Horario: martes a sábado a partir de las 21:30 h.
Dirección: Calle Menéndez Pidal, 3
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