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Pocas veces un nuevo proyecto como Gran Clavel tiene tanto carácter y personalidad propia. Una reivindicación de lo castizo como algo cool (cosa que me encanta). Y que sorprende con sus platos “viejunos” actualizados al 2018. Vermutería, bar de vinos y casa de comidas son las tres patas sobre las que se asienta este proyecto. ¡Verás como hace explotar tus prejuicios sobre los platos más ochenteros!
La Gran Vía está resistiendo los embates de las grandes superficies, y poco a poco está recuperando su mejor versión. Lo que podría haber sido otra tienda o un local de restauración sin gracia alguna, se ha convertido en el escaparate de Madrid al mundo.
Es el restaurante del hotel Iberostar Las Letras, y quiere ser una carta de presentación de Madrid para todo aquel que se aloje, o no, allí. Porque Gran Clavel es vermutería, bar de vinos y casa de comidas. Dicho así parece un poco viejuno, pero basta con que eches un vistazo a su decoración. Tiene ese aire retro y moderno a la vez, recuperando lo mejor del diseño de los años 60 españoles.
El jefe de cocina Rafa Cordón es un auténtico crack. Empezó a trabajar en la casa de comidas familiar aprendiendo a hacer guisos llenos de sabor y su inquietud por la cocina le llevó a trabajar con Paco Morales. Ahora se ha lanzado a liderar una recuperación de platos que hasta ahora nos parecían un poco cutres, como el “cocktail de langostinos en salsa rosa”. Y está triunfando por todo lo alto.
Gran Clavel a primera vista puede parecer otra de esas aperturas del 2018 en Madrid rutilantes pero que luego ni fú ni fá. A mí su concepto me encantaba, pero como no lo había probado, no podía hacer una reseña contando mi propia experiencia. Hasta ahora.
Hace un par de semanas tuve la oportunidad de comer en Gran Clavel. Después del (casi) obligatorio vermú con patatas fritas en la barra de la vermutería, pasamos a la casa de comidas. Echamos un vistazo a la carta y todos los nombres de los platos nos sonaban familiares, pero sabíamos que había gato encerrado.
El “cocktail de langostinos con salsa rosa” de Gran Clavel es de todo menos obvio. Llega dentro del caparazón de un crustáceo y la salsa rosa está deliciosa No una de esas mezclas raras de bote de los chiringuitos playeros del Levante español. Después de un primer bocado incrédulo, hubo peleas por rebañar la salsa 🙂
La “ensaladilla rusa crujiente” era una auténtica delicatesen. Como muchos de los platos de Gran Clavel, lo habitual con buena materia prima y un toque moderno nos dejó con la boca abierta. Una ensaladilla suave, delicada y nada pastosa que te recomiendo que pruebes.
A continuación, otros dos platos para compartir antes de la traca final. Ambos, una recuperación de platos tradicionales mediterráneos: “puerros a la brasa con bechamel” y “conejo y verduras en escabeche”. Tanto los puerros como el conejos son grandes “desaparecidos” de las cartas de los restaurantes. Eso sí, si consiguen hacer platos así de buenos, su inclusión debería ser obligatoria. ¡Y eso que no me gusta ni el puerro ni el conejo!
No todo son entrantes en Gran Clavel, sus platos principales son un auténtico trallazo. Yo pedí unos “callos con garbanzos”, plato castizo donde le haya para homenajear esta apuesta por la cocina madrileña. No te voy a engañar: no es ligero. Pero es uno de esos platos que hay que comer al menos una vez en la vida. Mucho sabor y muchos tropezones, con un toque de picante por las piparras y garbanzos bien blanditos.
Probé un poco de los platos de mis compañeros, porque también tenían una pinta estupenda. El “arroz con paloma torcaz” parecía hecho por alguien que llevara 50 años cocinando, y el “steak tartar” con toda la razón es una de las especialidades de la casa. Como ves, platos muy diferentes y todos ejecutados con maestría.
Para no desentonar no se nos ocurrió nada mejor que pedir de postre “fresas con nata”, otro plato viejuno por excelencia. Un final muy refrescante para una comida copiosa y potente. De hecho, un buen café solo fue obligatorio. Tanto la comida como el encanto de Gran Clavel invitan a largas sobremesas. Y los butacones del bar de vinos, a ver la vida pasar.
Gran Clavel ha cumplido con creces mis expectativas. No es ni un “restaurante para señores mayores” ni uno que valga sólo para hacerse el selfie para Instagram. Uno de los nuevos restaurantes del 2018 en Madrid que más va a sonar entre los foodies, y yo que me alegro. ¡Vivan los bon vivants castizos!
Gran Clavel
Teléfono: +34 915.24.23.05
Horario: todos los días de 8:00 a 0:00 h.
Dirección: Gran Vía, 11, Madrid.
Gran Clavel en nuestro mapa
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